14 Agosto 2019 - Como proyecto de tesis me propuse trabajar con las personas que trazan la ciudad a pie con su mercadería al hombro. Ellos acompañan su andar con un canto distintivo muy particular. Recorren las calles una y otra vez y muchos de ellos llevan años si no décadas dedicados a este oficio. Sus relatos están llenos de historias urbanas y yo supongo que su visión de las calles y  de los barrios puede ser que nos sorprenda con mas de una clave que aporten conocmiento al que hacer de la ciudad.

Imagino que su conocimiento de la ciudad se ha dado con la profundida única de aquel que vive la historia.

En el mundo académico se referirían a un conocmiento encarnado, corporeizado, embodied.

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Llevo meses corriendo a la ventana o asomándome a la calle cada vez que escucho el canto de estas personas. He determinado que son ellos cn sus cantos y sus andares los que me interesan. Al contrario de por ejemplo los que van motorizados o con voces digitales como los chatarreros o el camión del gas.

Paralelamente he estado desde el mes de mayo apoyando a un proyecto de investigación en la calle Rocafuerte en el centro hist;orico de Quito. Es un proyecto importante que llevan adelante los investigadores Eduardo Kingman, Erika Bedón y María Picech. He conocido a varias de las personas que tienen sus locales ya desde hace décadas en esta calle o en este sector y al grabarlos con cámara he podido escuchar sus palbras, sus relatos cautivadores que narran la historia de la ciudad y del país. He hecho las varias idas y vueltas por la calle y hace unas semanas sucedió algo que me llamó la atención y me preocupó de sobremanera.

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Los metropolitanos preparaban lo que parecía una redada, eran un escuadrón, subian por la Rocafuerte y antes de que tomaran por la Cuenca se detuvieron un momento. En ese instante yo giraba por la esquina desde la Cuenca hacia arriba por la Rocafuerte y pude notar que todos los comerciantes ambulantes que suelen apoyarse en las veredas y muros de las casas, estaban de pie, alertas y preparándose con sus mercancías en caso de tener que emprender una huída, como si fueran delinceintes. Sus miradas estaban expectantes. Algunos se bajaban de la acera para intentar ver mejor. Intercambié palabras con una señora que llevaba dos canastos de aguacates. Me manifestó su angustia. La tensión se evidenciaba en las posturas corporales, en las espacios tomados como la calle para observa, en el detenimiento de todos los comerciantes, en las miradas que se prestaban unos a otros, en el punto de atención que se centraba en la nube de metropolitanos. De pronto estos, en lugar de seguir subiendo, tomaron a la derecha por la Cuenca y todos recuperaron el aliento, asentaron sus canastas y sus bultos. Hasta los transeuntes recuperaron el ritmo.

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Ahora en la Clase de medios y cultura nos toca buscar mas información y usar los medios y las redes etc..... Empiezo por escribir esto, en espera de que se me aclare lo que debo hacer.